domingo, 8 de febrero de 2015

Sueño de agua y máscaras






Sueño de máscaras. Misterio lánguido y belleza eterna de Venecia.
Piezas de artesanía manual. Tradición que perdura a través de más de mil años de historia. Elegancia sin tiempo.


Recuerdo la primera vez que visité Venecia en Carnaval, hace algunos inviernos. Estaba cubierta de nieve. Nos sumergimos en la noche neblinosa. Atmósfera onírica, sin estruendos, suspendida en el agua.
Música clásica se difunde por el laberinto de canales y callejones. Ataviados con trajes de época y caretas de larga nariz vemos el carnaval desde dentro de la máscara, anónimos. Cada vez que doblas una calleja estrecha - apartada de la abarrotada ruta turística - te sobrecoge ver la propia imagen reflejada en el otro con tu misma careta.  Te asombra ver a quien con su cara desnuda te mira sorprendido y te dispara una foto. Risas, muchas risas.
.

 Ambiente de misterio nocturno casi silencioso. Solo la tenue música de Rondó de fondo como un gran teatro al aire libre... y a cada tanto un sobresalto, otra máscara insondable flotando en la niebla azul.

Fuga efímera de la realidad

 Nunca olvidaré aquella sensación tal vez irrepetible...






Enlace:



Hoy es un dìa bullicioso en que comienza oficialmente la fiesta,
prefiero alejarme

                  Felices dìas de febrero amigos, con o sin carnaval.

domingo, 1 de febrero de 2015

Los días de la mirla. Sardinitas a becafigo


campo cercano





Esperando los carnavales en los fríos días de la mirla, como aquí se les dice a los últimos tres días de enero que junto a los primeros de febrero suelen ser los más gélidos del año. Hay una leyenda que se remonta a la Edad Media y habla de una hermosa mirla blanca que con sus polluelos se refugió en una chimenea en aquellos helados días. Y después salieron todos los pajarillos tintados de negro por el hollín.
mirlo negro en la nieve
foto de la web


dos mirlos chiquitos en mi seto
de primavera

Los mirlos alborozan los jardines  pero en invierno apenas se les ve sobre los tejados 
                            deseando la llegada de la primavera...
                    y mi deshojado kaki  tan silencioso a la espera...


mi jardìn y kaki cubiertos de escarcha


dentro de un mes se inundará de gorjeos ... para que no se aburra tanto de ver pasar los días...

Y pensando en esto me he acordado de una receta siciliano-veneciana que he aprendido y que me gusta mucho. La recomiendo por lo sencilla y sabrosa que es: 

Sardinitas a becafigo


Su nombre deriva de los pajarillos becafigos que cazaban y consumían los nobles sicilianos en tiempos antiguos. El pueblo palermitano no tenía acceso a tal manjar (menos mal, digo yo...). Así utilizaron sus abundantes y asequibles sardinitas, las rellenaron con pan rallado, piñones y uvas pasas, y las enrollaron imitando la forma y relleno de los becafigos de los banquetes opulentos. Surgió un delicioso y diferente modo de comer sardinas al horno.

Ingredientes:
Sardinas pequeñas frescas, limpias y sin espinas (abiertas a libro)-12 (o boquerones)
pan rallado- 5 cucharadas
queso rallado tipo parmesano- 3 cucharadas
uvas  pasas – un puñado
piñones – un puñado
perejil picado- un puñado
laurel- algunas hojas
un pellizco de sal y aceite de oliva- 3 cucharadas

los filetes abiertos de sardinas
y encima el relleno
Preparamos el relleno dorando en una sartén con un poco de aceite el pan rallado. Añadimos luego los piñones, las uvas pasas y el perejil picado, y tostamos un poco. Apagamos el fuego y agregamos al conjunto el queso rallado. Mezclamos bien y reservamos.

Colocamos los filetes de sardinas limpios, sin espinas ni cabezas con la parte de la piel sobre la bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Los salamos ligeramente y  les ponemos encima un poco del rellen
o de pan preparado antes. Después los enrollamos comenzando de la parte de la cabeza.


 Añadimos el laurel troceando sus hojas entre las sardinas y terminamos espolvoreando por encima  las sobras del relleno de pan rallado. Vertemos un hilo de aceite sobre nuestros rollitos de sardinas y los cocemos en el horno a 180° de 12 a 15 minutos.





Dejamos reposar un ratito antes de emplatar y... buen provecho a los amantes del pescado!
Servimos con polenta o patatas y ensalada, ideal con una copita de buen vino blanco

Ya ha anochecido y la luna sigue creciendo


                                ¡Feliz y luminoso inicio de febrero!