miércoles, 29 de enero de 2014

Góndolas de calabacín gratinadas

  








El lunes pasado y desde las instituciones, se conmemoró el Día de la Memoria. En colegios de Primaria y Secundaria se han dedicado algunos minutos a recordar la barbarie de los genocidios del siglo XX. Estudiantes han leído breves relatos testimoniales y pequeñas poesías.
 Se hace cada año, como un ritual... 
                 me pregunto si  en el siglo XXI ya somos capaces de aceptar al diverso de religión, raza o inclinación sexual más allá de las buenas palabras en pùblico.
Pero ahora solo quiero imaginar la hermosa mariposa amarilla que soñaba el muchachito checoslovaco Pavel Friedman cuando escribió aquellos versos  que traslado aquí  a partir de la versión italiana. Espero no alejarme demasiado del original:


La mariposa
La última, ciertamente la última,
de un amarillo tan intenso, tan amarillo
como una lágrima de sol cuando cae
 sobre una blanca roca
tan intensamente amarilla!
La última, se elevaba ligera,
palpitando segura
para besar su último mundo.
Esta va a ser ya mi séptima semana
de ghetto:
Los míos me han reencontrado aquí
y aquí me llaman las flores de ruda
y el blanco candelero del castaño
en el patio.
Pero aquí no he visto ninguna mariposa.
Aquella de la otra vez fue la última:
las mariposas no viven en el ghetto.

Pavel Friedman ( Praga 1921- Auschwitz 1944)

Ayer, volviendo a casa del trabajo y con pocas ganas de cocinar preparé una receta saludable, sencilla, y  que se hace en un momento. Es liviana, y gusta a todos. Se trata de barquitas de calabacín gratinadas al horno.  Son buenas como acompañante de cualquier plato y sabrosas  recién salidas del horno, templadas o incluso frías. Yo las llamo góndolas de calabacín y seguro, seguro,  que es una receta que todos conocéis, y aquí queda:

Góndolas de calabacín gratinadas


Ingredientes para tres personas:

Tres calabacines pequeños o medianos

Pan rallado-100 gr.

Queso parmesano rallado- 4 cucharadas

Ajo picado o en polvo

Aceite de oliva virgen- unas tres cucharadas
Sal y pimienta






Preparamos los calabacines lavándolos, despuntándolos y cortándolos por la mitad a lo largo. Si son más grandes se cortan de nuevo. Excavamos delicadamente la pulpa cruda del calabacín con una cucharilla en modo de formar las góndolas con un borde alrededor y las salpimentamos ligeramente.



El relleno lo elaboramos mezclando en un bol la pulpa cruda del calabacín extraìda, el pan rallado, el ajo finamente triturado o pulverizado, el queso parmesano rallado, poca sal y pimienta molida, unimos el aceite de oliva hasta obtener un compuesto blando y compacto con el que rellenaremos las barquitas de calabacín. Vertemos un hilo de aceite sobre cada góndola y las cocemos en el horno precalentado a 200°C  unos 30 o 40 minutos o hasta que las verduras estén blandas al pincharlas con el tenedor.



Yo preparé bastantes y las que sobraron al día siguiente aun estaban mejores.


 Plato pobre, pero rico y ligeramente crujiente.


Espero que os gusten...
                                                     Felices dìas amigos.

Ahora apago mi lareira  que tengo que ir al bosque a por más leña y se hace noche...

                     

Chusa






viernes, 10 de enero de 2014

Comenzar con buen pie

Štěpán Zavřel
 mujeres en el camino

Viajar resulta algo así como salir en busca de recuerdos para recrear un  pasado fascinante cuando llegue un futuro más pacato o tedioso. Y comenzar conversaciones con el consabido "¿te acuerdas cuando...?"
              
 Lo pensaba mientras íbamos en el avión que nos desplazaba a pasar la Nochevieja y Reyes con la Gran Familia. Y es que un sentimiento contradictorio me acompaña a menudo cuando tengo que tomar el avión y que  últimamente  es varias veces al año. Es como un viento que me tira en dos direcciones opuestas,  pero el deseo de abrazar a alguien que está allá esperándote es más fuerte y vence la pereza natural que me ata al lugar en que vivo. 

Compartir la mesa de Reyes con dieciseis personas muy allegadas ha sido un lujo, un momento ùnico, consciente de lo efìmero de las cosas bellas...


...Y ahora,  a comenzar con buen pie un nuevo año, depurarse de los excesos de las fiestas, volver a la simplicidad de costumbres, dejando que entre en nuestro corazón la esperanza, la ilusión de un niño en la noche de Magos, la sonrisa tierna del anciano, el amor renovado de complicidad  y pasión...

...Y vivir la vida sin pedir nada que no sea lo justo.   Albergando solo pensamientos positivos, lo necesito, lo necesitamos.

Felices dìas de enero 
Chusa