miércoles, 29 de noviembre de 2017

noviembre tiene corazón de manzana y kaki

el kaki mira el jardín con sus hojas de alfombra esperando
que los pájaros  se coman  sus últimos frutos




Tanto tiempo sin abrir mi lareira, casi casi ni me enciende el fuego...
 Los gnomos y duendes  andan acaparando alimentos del bosque para pasar el invierno y  me fueron de ayuda. Piñas, trozos de madera lo han hecho posible...  El otoño  llegó ayer de pronto con sus lluvias y nieblas frías  y  ya está para irse... Muchas sensaciones dispares...

Recuerdo vivamente el amanecer de hace dos días mientras acudía al trabajo cómo se veían los campos cubiertos de escarcha, parecía que humeaban... y al fondo los Alpes nevados como una corona.  Nubes rosadas y grises dejaban una atmósfera fantasmagórica de gran belleza. Lástima no haber fotografiado la escena. La canción con que me había despertado la radio era  La vie en rose... increíble... por amaneceres asì, bien vale la pena madrugar.

Cuando anochece tan pronto y fuera de la ventana el tiempo no invita a salir me relaja hacer galletas. Últimamente un día a la semana experimento una receta diferente de estos dulces que dejan toda la casa impregnada de cálidos aromas, para compensar la destemplanza exterior... Y es que para mí noviembre es un mes dulce pero muy  veloz

qué pájaro será
el que en mi kaki anida...
Estos días, estuvimos recogiendo los últimos kakis del árbol, el resto los dejamos para los gorriones y otros pajarillos que se lo pasan pipa picoteándolos en las ramas más altas.


Y entonces me he puesto a experimentar con unas galletas que están deliciosas,  tienen el sabor del bosque en otoño.  La cocina perfuma de  su corazón de manzanas y kaki. La masa que llevan es quebrada, muy facilita de hacer, aunque reconozco que no se me da muy bien extenderla. Pero tratándose de pastas rústicas no importa que no queden perfectas de forma... se acompañan muy bien con una taza de té o con cappuccino

Galletas corazón de manzana y kaki



Ingredientes para 6 personas:
250 gr. harina para repostería con levadura incorporada (si no tienes,  agrega a la harina una cucharadita de levadura)
100 gr. azúcar
125 mantequilla fría
1 huevo
Una cucharadilla de vainillina
Una pizca de sal
Relleno
2 manzanas medianas (o una manzana grande y un kaki como he hecho yo)
2 cucharadas de azúcar moreno
( si usas solo manzana pon también dos cucharadas de mermelada de albaricoque)
1 cucharadita de canela en polvo

Manos a la obra...
Comenzamos haciendo la masa quebrada. Mezclamos en un contenedor amplio la harina tamizada con la levadura, el azúcar, la vainilla, la sal y luego el huevo batido ligeramente, por último la mantequilla cortada en pedacitos. Amasamos rápidamente con las manos hasta formar un panecillo liso y compacto. Lo envolvemos en papel film y lo dejamos  reposar en la nevera.

Mientras, pelamos las manzanas ( yo, una manzana y un kaki grande), cortamos en trocitos las frutas y las ponemos a cocer con el azúcar moreno, la mermelada ( yo no, porque utilicé un kaki grande y muy dulce), la canela y dos cucharadas de agua. Cocinamos hasta que se consuman los líquidos y queda una compota (unos 15 min.) Dejamos enfriarla en un plato.
Encendemos el horno a 180°C. 
Cortamos el panecillo de masa quebrada por la mitad y extendemos cada parte en un disco fino de medio centímetro de espesor. Con una cucharilla vamos depositando montoncitos de compota de modo que quede cubierto pero dejando espacio alrededor. 

Colocamos el segundo disco que cubra el primero y con los dedos sellamos los montoncitos. Con un pociillo de café o un cortapastas vamos recortando las galletas. La masa que sobra se vuelve a usar para hacer otras galletas hasta terminar todo el relleno y la masa. Le hacemos unos cortes en superficie para darles un aspecto aún más rústico. Como podéis ver yo no las hice redondas, sino como venìan...

Por último horneamos a 180°C en  horno precalentado durante unos 15 minutos. Se nota que están listas por el tono ligeramente dorado pero sobre todo por el intenso perfume que emanan...


me han quedado no muy vistosas pero sì muy rústicas...



las presento con una nevada de azúcar impalpable y a desayunar o merendar, 
 son una delicia  pero no recomendables para quien esté a dieta...



Ñam ñam, con vino dulce, chocolate caliente, café o té