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martes, 16 de septiembre de 2014

Retorno lento ...


 hilos de lluvia  y sol 
los ves?



Al volver a casa me encuentro el otoño
Que se tragó al verano,  así,  
                                             de sopetón .

     Aunque ahora, mientras escribo ha vuelto el calor...

Me han dicho que el agosto veneciano de 2014 fue insólitamente fresco.
Ha sido un verano raro éste. No creéis?

El tiempo pasado fuera de aquí, ocupada en el  dolce far niente,  se me pasó volando...
bueno,  no ha sido exactamente un dolce far niente,  pues pocas veces me ha tocado cocinar para tantas personas como este verano lleno de visitas. Eso sì, bien ayudada por hermana y mami.


 Mi lareira, a la vuelta, la encontré llena de telarañas, y los geranios con las flores mustias y las hojas taladradas de caracoles glotones 

                                                      
                                                         


madreselvas perfumadas
En estos momentos, dulces aromas de madreselva entran por mi ventana desde el vecino jardín, y se mezclan con los olores del largo agosto VIVIDO.



Y apenas tengo palabras que escribir, solo sentir
y ver todo lo que hay que hacer para que la casa esté vivible lo antes posible...

uff...
                                                              
...  no sé si conseguiré ponerme las pilas de arranque...
en agosto
mirando al mar soñé
...








el entorno verde y hùmedo
donde nacì






Y... campos de Castilla en septiembre


árido campo segoviano


girasoles tostados
mirando la tierra


girasoles en agua,
soles en el jarròn




  me he vuelto a encontrar en mi jardìn (como en primavera)
a dos mariposas amarillo limòn que en su aleteo se persiguen
me gustarìa hacerles una foto,
 mientras no lo consigo
cuelgo esta imagen
de buen augurio

Liz Elsby


Hasta la próxima  amigos  que pasáis por aquí

felices dìas de septiembre y que se realicen vuestras ilusiones


miércoles, 29 de enero de 2014

Góndolas de calabacín gratinadas

  








El lunes pasado y desde las instituciones, se conmemoró el Día de la Memoria. En colegios de Primaria y Secundaria se han dedicado algunos minutos a recordar la barbarie de los genocidios del siglo XX. Estudiantes han leído breves relatos testimoniales y pequeñas poesías.
 Se hace cada año, como un ritual... 
                 me pregunto si  en el siglo XXI ya somos capaces de aceptar al diverso de religión, raza o inclinación sexual más allá de las buenas palabras en pùblico.
Pero ahora solo quiero imaginar la hermosa mariposa amarilla que soñaba el muchachito checoslovaco Pavel Friedman cuando escribió aquellos versos  que traslado aquí  a partir de la versión italiana. Espero no alejarme demasiado del original:


La mariposa
La última, ciertamente la última,
de un amarillo tan intenso, tan amarillo
como una lágrima de sol cuando cae
 sobre una blanca roca
tan intensamente amarilla!
La última, se elevaba ligera,
palpitando segura
para besar su último mundo.
Esta va a ser ya mi séptima semana
de ghetto:
Los míos me han reencontrado aquí
y aquí me llaman las flores de ruda
y el blanco candelero del castaño
en el patio.
Pero aquí no he visto ninguna mariposa.
Aquella de la otra vez fue la última:
las mariposas no viven en el ghetto.

Pavel Friedman ( Praga 1921- Auschwitz 1944)

Ayer, volviendo a casa del trabajo y con pocas ganas de cocinar preparé una receta saludable, sencilla, y  que se hace en un momento. Es liviana, y gusta a todos. Se trata de barquitas de calabacín gratinadas al horno.  Son buenas como acompañante de cualquier plato y sabrosas  recién salidas del horno, templadas o incluso frías. Yo las llamo góndolas de calabacín y seguro, seguro,  que es una receta que todos conocéis, y aquí queda:

Góndolas de calabacín gratinadas


Ingredientes para tres personas:

Tres calabacines pequeños o medianos

Pan rallado-100 gr.

Queso parmesano rallado- 4 cucharadas

Ajo picado o en polvo

Aceite de oliva virgen- unas tres cucharadas
Sal y pimienta






Preparamos los calabacines lavándolos, despuntándolos y cortándolos por la mitad a lo largo. Si son más grandes se cortan de nuevo. Excavamos delicadamente la pulpa cruda del calabacín con una cucharilla en modo de formar las góndolas con un borde alrededor y las salpimentamos ligeramente.



El relleno lo elaboramos mezclando en un bol la pulpa cruda del calabacín extraìda, el pan rallado, el ajo finamente triturado o pulverizado, el queso parmesano rallado, poca sal y pimienta molida, unimos el aceite de oliva hasta obtener un compuesto blando y compacto con el que rellenaremos las barquitas de calabacín. Vertemos un hilo de aceite sobre cada góndola y las cocemos en el horno precalentado a 200°C  unos 30 o 40 minutos o hasta que las verduras estén blandas al pincharlas con el tenedor.



Yo preparé bastantes y las que sobraron al día siguiente aun estaban mejores.


 Plato pobre, pero rico y ligeramente crujiente.


Espero que os gusten...
                                                     Felices dìas amigos.

Ahora apago mi lareira  que tengo que ir al bosque a por más leña y se hace noche...

                     

Chusa