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el kaki mira el jardín con sus hojas de alfombra esperando que los pájaros se coman sus últimos frutos |
Tanto tiempo sin
abrir mi lareira, casi casi ni me enciende el fuego...
Los gnomos y duendes andan acaparando alimentos del
bosque para pasar el invierno y me fueron de ayuda. Piñas, trozos de madera lo han hecho posible... El
otoño llegó ayer de pronto con sus lluvias y nieblas frías y ya está para irse... Muchas sensaciones dispares...
Recuerdo vivamente el amanecer de hace dos días mientras acudía al trabajo cómo se veían los campos cubiertos de escarcha, parecía
que humeaban... y al fondo los Alpes nevados como una corona. Nubes rosadas y grises dejaban una atmósfera
fantasmagórica de gran belleza. Lástima no haber fotografiado la escena. La
canción con que me había despertado la radio era La vie
en rose... increíble... por amaneceres asì, bien vale la pena madrugar.
Cuando anochece
tan pronto y fuera de la ventana el tiempo no invita a salir me relaja hacer
galletas. Últimamente un día a la semana experimento una receta diferente de estos dulces que dejan toda la casa impregnada de cálidos aromas, para compensar la destemplanza exterior... Y es que
para mí noviembre es un mes dulce pero muy veloz
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qué pájaro será el que en mi kaki anida... |
Estos días, estuvimos recogiendo los últimos kakis del árbol, el resto los dejamos para los gorriones y otros pajarillos que se lo pasan pipa picoteándolos en las ramas más altas.
Y entonces me he puesto a experimentar con unas galletas que están deliciosas, tienen el sabor del bosque en otoño. La cocina perfuma de su corazón de manzanas y kaki. La masa que
llevan es quebrada, muy facilita de hacer, aunque reconozco que no se me da muy
bien extenderla. Pero tratándose de pastas rústicas no importa que no queden
perfectas de forma... se acompañan muy bien con una taza de té o con cappuccino
Galletas corazón de manzana y kaki
Ingredientes para 6
personas:
250 gr. harina para repostería con levadura
incorporada (si no tienes, agrega a la harina una cucharadita de levadura)
100 gr. azúcar
125 mantequilla fría
1 huevo
Una cucharadilla de vainillina
Una pizca de sal
Relleno
2 manzanas medianas (o una manzana grande y un kaki como
he hecho yo)
2 cucharadas de azúcar moreno
( si usas solo manzana pon también dos cucharadas
de mermelada de albaricoque)
1 cucharadita de canela en polvo
Manos a la obra...
Comenzamos
haciendo la masa quebrada. Mezclamos en un contenedor amplio la harina tamizada
con la levadura, el azúcar, la vainilla, la sal y luego el huevo batido ligeramente,
por último la mantequilla cortada en pedacitos. Amasamos rápidamente con las
manos hasta formar un panecillo liso y compacto. Lo envolvemos en papel film y
lo dejamos reposar en la nevera.

Encendemos el
horno a 180°C.
Cortamos el panecillo de masa quebrada por la mitad y extendemos
cada parte en un disco fino de medio centímetro de espesor. Con una cucharilla
vamos depositando montoncitos de compota de modo que quede cubierto pero
dejando espacio alrededor.
Colocamos el segundo disco que cubra el primero y
con los dedos sellamos los montoncitos. Con un pociillo de café o un
cortapastas vamos recortando las galletas. La masa que sobra se vuelve a usar
para hacer otras galletas hasta terminar todo el relleno y la masa. Le hacemos
unos cortes en superficie para darles un aspecto aún más rústico. Como podéis ver yo no las hice redondas, sino como venìan...
Por último
horneamos a 180°C en horno precalentado durante unos 15 minutos. Se nota que
están listas por el tono ligeramente dorado pero sobre todo por el intenso
perfume que emanan...
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me han quedado no muy vistosas pero sì muy rústicas... |
las presento con una nevada de azúcar impalpable y a desayunar o merendar,
son una delicia pero no recomendables para quien esté a dieta...
son una delicia pero no recomendables para quien esté a dieta...
Ñam ñam, con vino dulce, chocolate caliente, café o té