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Volver a mi Lareira.
Despierto temprano. Fuera no se ve ni el
jardín de oscuro que está. Poco a poco, mientras tomo el humeante café amargo, la consueta luz rosa se extiende sobre los tejados, no
hay nieblas
Un poco de humor, ligereza y sentido de la vida percibo especialmente en las plantas y florecillas de mi entorno, como esas silvestres éricas que han resistido las heladas. Me elevan el ánimo
Felices dìas de enero